Huérfanos y espurios
Por Leonard Villalobos
Estudiante de Artes Plásticas UDLAP
22 de abril de 2010
Estudiante de Artes Plásticas UDLAP
22 de abril de 2010
Todos los presentes somos huérfanos, todos hemos perdido algo, a cada día nos despojamos de cosas materiales o abstractas que no queremos reconocer nuestra pertenencia, sea por vergüenza y temor, sin darnos cuenta que lo despejado nos ha dejado a nosotros y nosotros a él. También somos espurios, muchas veces por decisión propia, renegando de nuestros orígenes, sociedad, creencias, valores e identidad.
Cada pieza ha pasado por los mismos pasos que nosotros. Cuando viejos y rotos, se vuelven huérfanos, de suelas y plantillas desgastadas. Sus marcas y logotipos se borran y rompen, pierden su identidad, nadie le quiere reclamar y son abandonados a su suerte. Cuando pasados de moda, de mal gusto o por ser simplemente vergonzoso, se vuelven rechazo por sus portadores, son recluidos en el armario, luego al sótano o almacén, finalmente botados, en espera de que alguien les reclame, pero ya son nada más que espurios.
Hoy cada pieza cobra voz, se transforma y dialoga, pretende ser aquello que hubiera gustado ser desde un principio. Son gritos silenciosos que solo puede escuchar un gemido de pertenencia; a pie sudado, callos y hongos, uñas y mugre, amor y afección que ya no regresara.
Leonard (El Jorge)
Abril 2010
Cada pieza ha pasado por los mismos pasos que nosotros. Cuando viejos y rotos, se vuelven huérfanos, de suelas y plantillas desgastadas. Sus marcas y logotipos se borran y rompen, pierden su identidad, nadie le quiere reclamar y son abandonados a su suerte. Cuando pasados de moda, de mal gusto o por ser simplemente vergonzoso, se vuelven rechazo por sus portadores, son recluidos en el armario, luego al sótano o almacén, finalmente botados, en espera de que alguien les reclame, pero ya son nada más que espurios.
Hoy cada pieza cobra voz, se transforma y dialoga, pretende ser aquello que hubiera gustado ser desde un principio. Son gritos silenciosos que solo puede escuchar un gemido de pertenencia; a pie sudado, callos y hongos, uñas y mugre, amor y afección que ya no regresara.
Leonard (El Jorge)
Abril 2010